jueves, 16 de septiembre de 2010

Armoniosa civilización




“La civilización llega con el intercambio armonioso de los excedentes de la producción” reza el concepto;  mas, “armonioso”, es el adjetivo de armonía, y esta, hoy en día, brilla por su ausencia. ¿Es qué acaso podemos llamarnos entonces civilizados?

En el Perú existe civilización desde hace 10,000 años. Los primeros pobladores de este territorio, hordas trashumantes que no alcanzaban aún la etapa de domesticación, comenzaron con el intercambio, lógico entre dos o más grupos, de pescados, frutos y conocimientos a cambio de protección y apoyo en confrontaciones con “familias” foráneas.  

Más adelante, hace unos 5.000 años más o menos,  con el desarrollo de la domesticación de cultivos, comenzó recién el hombre a abandonar sus costumbres nómades para adoptar las sedentarias. Esto debido a la necesidad que tenían ahora de permanecer cerca a su producción agrícola y ganado. Comienzan entonces los primeros atisbos del odioso concepto de “propiedad privada”.

Con el hombre asentado comienza el desarrollo de la cultura, la lengua y una larga lista de rasgos comunes a los integrantes de un mismo asentamiento que son los que derivarían más tarde en la formación de naciones y países condenados a olvidar el carácter primigenio de su identidad como tribus.  

Hoy en día, no se conoce en el Perú persona sin nombre y apellido, sin embargo estamos lejos de poder hablar de armonía, y esto se debe a la falta de identidad de la que adolecemos. Somos hijos de la tierra, descendientes delos primeros hombres que caminaron por el mundo creando con su consecutiva unión y reproducción, distintas razas y culturas, por eso estamos llamados a mirar atrás, conocer, investigar, y sobre todas las cosas valorar la única fuente que el peruano debe utilizar para reconstruir su auto estima: NUESTRAS RAICES.

                                                                                                                                                                                                      El Editor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario